Si hay algo claro que nos dejo Jesús fue que somos luz, y como tal siempre debemos de alumbrar fuertemente en medio de la oscuridad, pero si bien es cierto la intensidad de esa luz depende de cómo este nuestra relación con Dios. ¨Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.¨ Lucas 8: 16 (Reina-Valera 1960).
Dios no nos encendió para que nos mantengamos escondidos detrás de una máscara, partiendo simplemente de que nos avergüenza reconocer que somos cristianos y llegamos al fatal error de negar que tenemos a Jesús en nuestro corazón, apagamos esa luz cuando actuamos de manera contraria a lo que Dios nos dice en su palabra, la cual menciona que nadie se puede esconder de El y quien lo pretenda, haciendo cosas ocultas le serán salidas a la luz, podemos apagar esa mecha encendida también cuando pecamos, mentimos, cuando llevamos una doble vida, haciendo lo que a Dios no le agrada.
Dios se encarga de poner la chispa que va a encender esa luz, pero de nosotros depende que tan intensa sea y sobretodo mantenerla siempre alumbrando firme, que ningún viento la pueda apagar. ¨ Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.¨ 1 Timoteo 1:6 (Reina-Valera 1960).
La verdad no se puede esconder, la personas que en realidad tenemos a Dios en el corazón marcamos la diferencia en cualquier lugar, mostrando una claridad al final del túnel oscuro y temeroso en el que se encuentran las personas que nos rodean, pues la idea no es alumbrar para beneficiarnos solo nosotros sino guiar y direccionar a las personas al camino adecuado, para que salgan de ese túnel, y así puedan ellos ser usados y encendidos por Dios convirtiéndose en luz.
¨ Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.¨ Lucas 8:18(Reina-Valera 1960).
Si tenemos esa llama, ese fuego que arde por Jesús, no nos conformaremos con poco, sino que el fuego busca por engrandecerse más y Dios al ver la necesidad y el anhelo deposita mas en nosotros de ese fuego, el cual crecerá mas y mas, por eso vemos muchas personas que tienen un gran éxito ministerial y en su relación con Dios, pero aquellos que tienen la llama apagada, no procuran por provocar esa chispa y encender la llama, sino que actúan de manera negligente, queriendo obtener cosas pero no haciendo nada por ellas, porque no buscan de la presencia de Dios.
¨Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.¨ Juan 8:32 (Reina-Valera 1960).
Qué mejor privilegio que ser guiado por la luz más fuerte, brillante y perfecta de todas, la cual es nuestro Señor Jesús, vivamos siempre de su mano, siendo reflejo de su amor y su verdad, llevando esa luz a cualquier lugar del mundo.