El amor de Jesús es incondicional. No importa lo que hayas hecho, él todavía te ama y quiere perdonarte y restaurar tu vida. ¡Jesús MURIÓ POR TI! ¿Existe mayor prueba de amor que esa? Y el amor de Jesús es perfecto. No es algo que desaparece o cambia, no es egoísta. Es un amor eterno y genuino que puede cambiar tu vida.
📖 Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo único al mundo para que vivamos por medio de él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. (1 Juan 4:9-10)
El texto bíblico de 1 Juan 4:9-10 revela el amor infinito de Dios por la humanidad. En esos versículos encontramos la mayor expresión del amor de Dios: envió a su Hijo Jesús, para que por él, tengamos vida. Es un amor inmerecido, no basado en nuestros méritos, sino en la generosidad de Dios. Jesús vino como nuestra propiciación, es decir, como el sacrificio perfecto que reconcilió a la humanidad con Dios, perdonando nuestros pecados.
Este versículo nos enseña que el amor de Dios es activo, sacrificial y transformador. Él nos amó primero, incluso cuando éramos pecadores. ¡Esto es maravilloso! Por eso, estamos llamados a amar como él nos amó, a amar sin condiciones y a buscar la vida en Cristo. Estas palabras son una invitación a vivir en respuesta a este increíble amor, contagiándolo a los demás y encontrando en él nuestra redención y salvación.
Para orar: Señor Jesús, gracias por amarme sin condiciones y por entregar tu vida por mí. Tu amor me alcanza incluso cuando fallo, y me recuerda que no hay culpa que no puedas perdonar. Ayúdame a vivir cada día consciente de ese amor perfecto que restaura y transforma. Enséñame a amar como Tú amas: con paciencia, verdad y compasión. Amén. 🙏
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