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QUE DIOS SEA EL MOTIVO DE TU ALABANZA

📖 Él es el motivo de su alabanza; él es su Dios, el que hizo en su favor las grandes y asombrosas maravillas que ustedes mismos presenciaron. (Deuteronomio 10:21)

Nuestra alabanza tiene un destinatario claro: Dios. No se trata solo de cantar, sino de reconocer con el corazón quién es él y lo que ha hecho.

El pueblo de Israel recordaba los milagros: la liberación de Egipto, el paso por el Mar Rojo, el sustento en el desierto. Y hoy, aunque no hayas visto un mar abrirse, seguro has experimentado cómo Dios te ha sostenido, consolado y protegido.

Sus maravillas también se revelan en lo que llamamos “pequeño”: la vida misma, el alimento diario, la gracia de Cristo. Alabarlo es mantener vivo el recuerdo de sus obras y afirmar que nuestra esperanza no depende de las circunstancias, sino de su carácter eterno.

Que Dios sea siempre el motivo de tu alabanza, porque él es y siempre será tu Dios.

Mantén tu corazón enfocado en quién es Dios

  • Recuerda lo que Dios ha hecho: sus victorias y liberaciones fortalecen tu fe y reavivan la alabanza en los días difíciles.
  • Alábalo en toda circunstancia: adorar en medio de la prueba demuestra confianza en su carácter.
  • Reconócelo como tu mayor tesoro: su presencia vale más que cualquier bendición.

Para orar: Señor, tú eres la razón de mi alabanza. Gracias por tus maravillas y por cada detalle de tu cuidado. Enséñame a recordar siempre lo que ya has hecho y a confiar en lo que harás. Que mi adoración no dependa de las circunstancias, sino que esté basada en tu carácter perfecto. Sé el centro de mi vida, mi mayor tesoro y alegría. Hoy y siempre, declaro: tú eres mi Dios, y solo a ti te daré toda la alabanza. Amén. 🙏

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